martes, 12 de febrero de 2008

EL EMBRUJO




A ver, todo empezó entre este post que rebotó por acá, así como el artículo que escribió nuestro habitual, respondido y harto comentado por aquí, por allá y por acullá.

Pero creo que la pregunta clave fue la que nuestro habitual hizo aquí: ¿El maoísmo influenció en la literatura de muchos escritores peruanos (entre ellos los del grupo Narración)? Mi respuesta corta es sí. Mi respuesta larga es esta.

-El maoísmo fue un paradigma de izquierdas que influenció –durante breves años- a un montón de gente en su búsqueda de un horizonte parautópico, de un edén laico liberador. Frente al gris discurso soviético, el maoísmo rezumaba juventud, sangre nueva, nuevos experimentos. Y vaya experimentos: la explosión de pluralidad de opiniones por decreto (y su cierre por decreto) durante Las Cien Flores; la comunalización de la economía nacional a la brava (el Gran Salto Adelante); la invasión de niños y adolescentes en un salvaje recambio de la dirección política hacia el comunismo (la Gran Revolución Cultural Proletaria). Todos con un montón de muertos de por medio. Programas que hoy nos puedan parecer delirantes y hasta paranoicos; pero que en aquellos años eran una esperanza de otro socialismo. Un socialismo cercano a los más vulnerables, más directo, más llano y con una franqueza lindante con la brutalidad. Frente al moscovita discurso de “esperar a que maduren las condiciones”, el maoísmo cantaba insistentemente al mundo un “¡paraíso, ya!”.

-Desgraciadamente, se ha investigado poco sobre la tremenda influencia que tuvo el maoísmo en el Perú. A diferencia de casi la mayoría de Latinoamérica, aquí el maoísmo echó raíces: Descerrajó el cerrado PC moscovita, penetró con fuerza en las organizaciones campesinas y, sobre todo, se enseñoreó del movimiento estudiantil y magisterial.

-Sí, estudiantes y maestros. Lo que para el marxismo ortodoxísimo era pura y simplemente pequeña burguesía (palabra que en Europa sonaba horrible), aquí significó que el maoísmo se expandiera en sectores particularmente estratégicos en una sociedad como la peruana. En los sesentas y setentas, las universidades y colegios del Perú se vieron irrigados de cuadros que predicaban la revolución y la lucha armada. Sin querer queriendo, el entonces Pensamiento Mao Tse Tung (fonéticamente lo veo mucho más elegante que el postmoderno Mao Zedong) capturó el imaginario de muchísimos intelectuales y artistas.

-Aclaremos. La gente no abrazó el maoísmo porque era bruta y subnormal. Por el contrario, revistas académicas de medio mundo trataban la Revolución Cultural china con mucho respeto y hacían sesudas exégesis del Libro rojo, como si de un código mágico se tratara. Pensadores, filósofos, escritores, economistas (los mismos que ahora, aún vivos, se sonrojarían de aquellos años) escribieron páginas entusiasmadas sobre el camino chino al comunismo. Peor aún, el maoísmo se puso de moda (moda socarronamente reflejada por Godard en su film La Chinoise). La Mao's jacket, que hoy los medios la juzgan como un pijama espantoso, era considerado el no va más de la indumentaria progresista (y pituca, e imperialista: que vimos a Dick Sargent portando una oronda chaqueta Mao en uno de los capítulos de Hechizada). Parafraseando a los intelectuales italianos de los años veinte, podríamos suscribir este slogan: El maoísmo era la juventud del mundo.

-A los escritores del Perú el maoísmo no les resultaba algo tan externo y deletéreo como el marxismo soviético y sus imitadores cubanos (obviamente, no hablamos de la masiva mitología del Ché, que cobró una vida propia y aparte). Para nuestros artistas el maoísmo era una puerta abierta a la utopía posible. La carretera más hermosa a ese futuro mejor. ¿Por qué? Quizá el tácito discurso campesinista del maoísmo (que prendió en un país donde la mayoría de los trabajadores no eran precisamente obreros), su talante tajantemente pedagógico, su lenguaje simple lleno de metáforas agradables y hasta poéticas, la (subversiva) manera de llamar a las cosas por su nombre y no atorarse en conceptos abstractos, el llamado a la práctica como una suerte de apostolado laico que encandilaba a muchos marxistas jóvenes, la tarea heroica de ir al campo, de ir a las fábricas, de fundirse con ese Gran Otro (como dicen los lacanianos de hoy) y sentirse, ahora sí, revolucionarios. El maoísmo era un embrujo tremendo en el Perú, fue el modelo de marxismo más cercano a la comprensión lata de nuestro país. Muchos escritores, ensayistas, periodistas, científicos sociales y profesionales de las más diversas carreras abrazaron las Cinco Tesis creyendo que –cual masones marxistas- habían accedido al camino de la verdad y la luz.

-Que muchos escritores –y no sólo los del grupo Narración- adoptaran el maoísmo como mapa de ruta de sus ideas no es un baldón, no es un accidente olvidable, no es un error de juventud, ni siquiera un pecado de aficionado; fue una afirmación de ir en la corriente de lo que ellos consideraban la marcha al socialismo, el tobogán a la futura felicidad peruana. Cuando los miembros del grupo Narración redactan el famoso Manifiesto (que muchos lo atribuyen enteramente a Oswaldo Reynoso) o imprimen en sus páginas el discurso de Mao en el Foro de Yenán; no lo hacen como niños terribles hociqueando lo desconocido: Son escritores e intelectuales que enarbolan una bandera no solo política sino también literaria. Bandera que, ojo, muchos siguen levantando.

-En el Perú hubieron centenares de grupos que se proclamaban maoístas, pero solo uno terminó llevando sus controvertidas tesis a la práctica. Sí, ese, el que todos conocemos. Y por el campo de los escritores recorrió un tremendo vértigo conforme la subversión crecía y se adueñaba de la escena nacional. Muchos que se consideraban maoístas deslindaron con los alzados en armas; eso sí, más tarde que temprano. Otros interpretaron la lucha armada como la continuación de los exaltados discursos de liberación de su juventud. Sí, muchos vieron en el Partido la encarnación de los ideales de siempre, al socaire de matanzas, masacres, genocidios y dolor. El dramaturgo Víctor Zavala Cataño, padre del Teatro Campesino en el Perú, terminó militando en la guerrilla y hoy sigue purgando condena en un penal de máxima seguridad.

-El maoísmo no es un meteorito que nos fregó. Fue una elección ideológica y hasta estética que mucha gente cobijó. Una semilla que halló tierra fértil y se aclimató, citando al Amauta. El maoísmo -aunque a algunos les joda y les joda bien- forma parte de nuestra tradición intelectual, de nuestro bagaje cultural, de nuestra herencia artística. La Nueva Historia del Perú –que ya llegará, los viejos no saben de lo abierta de ideas que son nuestras jóvenes generaciones de universitarios- hablará del maoísmo como una de las partes integrantes de la política y la cultura peruana del último cuarto de siglo.

-Coda. Pero la literatura sigue siendo una experiencia personal e intrasferible. El maoísmo, aún en sus raciones más duras; es solo un elemento más en el magma individual de cada escritor. La ideología puede ser llama, fuego, lastre, fuelle, mala/buena conciencia, guía, nostalgia, luz, horizonte, etc., pero siempre en coyunda con otros estadios de la vida y la obra de los escritores. La poesía de Maiakovsky no se agota en el marxismo-leninismo (¡por favor!), la prosa dinámica de Ilyá Ehremburg o la narrativa sobre la Guerra Civil española de Hemingway van muchísimo más allá de las simpatías que por entonces tenían hacia la Rusia de Stalin. La grandeza literaria de un Reynoso o un Gutiérrez no está en el maoísmo; está en la creativa fusión que esa ideología tuvo con sus experiencias personales, sus proyectos artísticos, su gusto literario y, creo yo, sus enormes, inmensas ganas de amar a este país.

-Que la Literatura de la Violencia estuviera cubierta en un primer y gran momento por escritores de pasado (o presente) maoísta no es recurso para clavar a buena parte de nuestros escritores un sello de blacklisted. Más bien, escribir sobre la violencia sería lo normal. Los escritores más politizados, por narices, estuvieron más cerca de la experiencia de los insurrectos. Era su derecho escribir sobre nuestra guerra interna. Y ahora, más bien, le diríamos que era su deber.


Bueno, ya está dicho. Relajémonos. Pasemos de un Embrujo a Otro.

12 comentarios:

Fernando Montalván, Editor dijo...

Excelente artículo. Felicitaciones.
Que siga.

Anónimo dijo...

Heil Hitler, Heil Mao, Heil Camarada Gonzalo.
La historia es cíclica...

Silvio Rendon dijo...

1. Coincides con Gustavo Faverón e Iván Thays en otorgarle al maoísmo un rol crucial en este debate. No estoy de acuerdo con vuestro enfoque, como he explicado oportunamente.

2. Exageras la importancia del maoísmo en el Perú y en particular entre los escritores. Haces gigantes de molinos. Algo he comentado al respecto aquí. Tendrías que fundamentar tus afirmaciones en base a alguna métrica. No veo cómo lo podrías hacer. Simplemente no fue así.

Creo que algunos, sí, esos, los que todos conocemos, más que brujos aprendices de brujos nomás fueron...

javier dijo...

...y Heil Velasco o Heil Fujimori. El encandilamiento por una idea o un sentimiento cristalizado en un movimiento o una persona es connatural a nuestras sociedades. El problema es porqué ya no lo es en Europa occidental, donde es inimaginable este fervor político y las manifestaciones de masas han dado paso a celebraciones ordenadas en polideportivos cerrados, donde los simpatizantes van en autobuses contratados y consumen una merienda a cuenta de organización convocante. Ahora bien, yo creo que el país que vio en Abimael Guzmán un nuevo sol rojo, ya no existe.

javier dijo...

Silvio: ¿Tiene algo de malo coincidir con Ivan o con Gustavo? Esa chiquita a mí no me atañe.

1-Y desengáñate. Mientras muchos en la Católica intentaban buscar nuevas salidas creativas a un marxismo clásico (el famoso polo M-L); en el resto del país los grupos maoístas campeaban por sus fueros (y no lo digo necesariamente con alegría. Mira en manos de quienes estaban la mayoría de los centros federados y federaciones de maestros, de docentes universitarios, de estudiantes de las facultades y de colegiales incluso). Acuérdate de las interminables discusiones en las asambleas y los patas que refutaban ciertas aserciones valiéndose de su arsenal de citas ya sabes de quienes. Acuérdate de la inexplicable fortaleza de Patria Roja (que no creo debida exclusivamente a sus métodos que muchos tildaban de matonescos). Es cierto que estaba allí la famosa nueva izquierda y durante algunos años brilló la ilusión electoral de Izquierda Unida, pero al final quedaron quienes quedaron. Y si hacemos una historia comparada de la izquierda en el Perú con otras experiencias (Chile, Bolivia, Venezuela...por no hablar de la particular historia de las guerrillas centroamericanas)la prsencia del maoísmo, para bien o para mal, es un signo distintivo del desarrollo que tuvo la izquierda peruana en los últimos treinta años del siglo XX. Ignorar su crucialidad es como ignorar la presencia del APRA en el último medio siglo.

2-La inmensa mayoría de los escritores peruanos salieron de universidades tremendamente politizadas, donde le maoísmo tenía presencia indubitable. Muchos escritores participaron de ese magma y, para bien o para mal, dejaron de escribir y se fundieron en la militancia. Evidentemente muchos tuvieron otros discursos, pero la presencia de "Narración" y sus epígonos es algo que marcó dutrante mucho tiempo (tú mismo lo señalas, "aprendices de brujo"). Vuelvo a repetir. Eso no significa que quienes en aquellos años gritaban "la rebelión se justifica" ahora lo sigan haciendo.

Finalmente, en un artículo que estoy terminando de escribir hablo en torno a un "canon escolar", es decir, las lecturas literarias popularizadas por los maestros durante varias generaciones y que han convertido -de momento- a Arguedas y a Vallejo en los escritores más populares entre el magisterio y los escolares (en todo caso una de sus principales referencias). Esa elección no fue gratuita y ha sido producto esa politización a la peruana que determinados actores sociales propugnaron y/o padecieron.

Anónimo dijo...

Javier: ¿Cuándo escribes algo acerca de las columnas aparecidas con la firma de "La Vaca Profana"? Eso sí sería una verdadera polémica.

Anónimo dijo...

paja que siga creciendo, pero

" La decisión de cuáles de los cuentos recibidos serán publicados en Quipu será tomada por un grupo de evaluadores, de preferencia elegidos entre los administradores de los blogs participantes."

sin embargo la dirección/filtro es tu correo electrónico, gustavo
gfaveron@gmail.com

en aras de la transparencia, ¿no sería mejor que se creara una cuenta de correo independiente accesible por el jurado? así no cabría ninguna sospecha de que tú, administrador del correo buzón, filtras algún trabajo incómodo o a alguno de tus múltiples seres odiados.

feliz día de la amistad.

javier dijo...

Al anónimo de las 12:41 y 12:53:

Recién descubro (a menos que me haya equivocado otra vez) que no puedo responderte por lo privado. Digo esto porque prefiero que los comments tengan relación como el post y esto no se convierta en un chatting a la carta. Si alguna vez no publico tus comments es por esa razón, no por "bannearte".

Dos cosas más: Uno. Lo de la Vaca Profana me parece un lío de blancos, una cosa de te doy, me das, conchudez va, conchudez viene, te tapas, te levanto la falda y cosas así. De verdad, lo siento como un debate muy externo y más bien sería bueno que tú escribieras más extenso sobre el asunto. A lo mejor me he equivocado y sí tengo que meter mi cuchara en esa merienda.

Dos. Voy a lo de Quipu con la mejor intención del mundo. No creo que haya vivezas o engreimientos por parte de alguien. Imagino que si uno manda un texto interesante y no se publica, se puede recurrir a otro blogger de Quipu para que pregunte qué pasó. Si se sospecha que hay pendejadas, se sabrá y veremos. Lima es una ciudad bien chismosa y la blogósfera capitalina no es una excepción. Como en La Ciudad y los Perros "siempre se sabe, al final siempre se sabe".

Silvio Rendon dijo...

Javier,

tu comentario continúa a tu artículo, pero no me responde, salvo que me digas que controlar centros federados es generalizable y le atribuyas una ideología a los miles de estudiantes formalmente representados. Tal vez sea esa tu métrica, en cuyo caso te equivocas. Estás viendo gigantes "masas maoístas" donde no las había. Sólo molinos de pocas personas, muy ideologizadas, de representatividades autoproclamadas y delirios de grandeza, pero pocas al fin. A estas alturas es grave. Muchos tal vez pensaron que había esas masas, hasta hace dos décadas, pero hoy se ha aprendido, y de la manera dura, que no las había. En tal sentido, tu post representa un "gran salto hacia atrás".

Creo que tu argumentación tiene y en el primer comentario se me quedó en el tintero señalártelo, lamento decirte, un tono bastante posero: el embrujante maoísmo habría sido lo "in" en contraposición a lo "out". Eso es tan pero tan subjetivo...como toda tu argumentación.

Y evidentemente es un hecho que coincides con Gustavo e Iván, pero ese no es mi punto, sino mi discrepancia con todos ustedes, estén a favor o en contra del "maoísmo".

Gustavo Faverón Patriau dijo...

Estimado Javier,

Como sabes, y se lo puedes contar a tu anónimo comentarista, tú serás una de las personas que evalúen los textos llegados a Quipu.

No creo que haya que seguirle el ritmo a quienes, en vez de ayudar con un proyecto así, se dedican a dinamitarlo desde el anonimato aun desde antes que el proyecto se ponga en marcha.

Me sorprende la tontería del anónimo de las 12:53: su comentario está publicado en Puente Aéreo, pero antes de enviármelo se lo mandó a muchos otros blogs diciendo que había sido "vetado". Qué afán tienen a veces los intrigantes.

Pero tú, Javier, sabes mejor que nadie que no hace falta ser mi amigo ni concordar conmigo para ser publicado en Puente Aéreo; sobre todo cuando la gente da la cara.

javier dijo...

A ver, Silvio:

Creo que hubo un malentendido.He intentado hablar más de cuadros que de "masas". En efecto, los cuadros se imaginaban que tenían la máquina de revolución y alucinaban películas...pero al final, se quedaron ellos solos. Algo trágico porque muchos de ellos, bienintencionadamente, lo habían dado todo por su ideología y su organización. Cuando hablamos de maoísmo, o mariateguismo, o guevarismo; en el fondo hablamos de una melodía que escuchaban (e interpretaban) unos cuantos frente a una enorme población que tenía orejas para otras cosas más urgentes.

Que el maoísmo se convirtió en una moda en muchas partes del mundo es más que una verdad, es un tópico recurrido (el último ejemplo está en la nueva temporada de la popular teleserie española "Cuéntame"). Tanto como la pasión icónica del "Ché". No creo que haya algo posero en admitirlo.

Finalmente, creo que la raíz de la discrepancia está en que tú no reconoces el término maoísmo o como mucho lo pones como un adjetivo análogo al de "izquierdismo radical". Quizá por ahí empecemos a entendernos.

Unknown dijo...

Te felicito por tu trabajo, minucioso y además, lo que no es usual, muy bien redactado.
Un poco ajeno al tema "maoísmo", si creo que hubo un maoísmo literario, una mezcla no siempre proporcionada de literatura y militancia cuyo mas cabal exponente fue el poeta Camilo Valqui.
No me siento calificado para opinar sobre ese maoismo literario. De primera intencion, creo que era una version del "realismo socialista" de la URSS de los años 30. Es decir muy poca literatura y muchoi partido.
Puedo equivocarme, no he leído mucho al respecto.
Es verdad que el maoísmo (politico) caló en el Perú bastante mas que en otros lugares de America Latina, probablemente por la atracción que ejercían los "fierros" entre la gente de nuestra edad, los muchachos de los 70. El modelo original, es decir el modelo cubano ya no "cuajaba" en esos años, después de la muerte (asesinato) del Che que fue el primer prototipo de revolucionario.
El modelo insurreccional, guevarista "foquista" como se decía entonces, ya no parecía viable y el modelo maoísta se "puso de moda". El modelo maoísta, la "guerra popular prolongada", etc parecía una manera de conciliar el ideal de la guerrilla con la realidad latinoamericana. La promesa de una revolucion campesina era sin duda seductora para los muchachos de antes (los que no usaban gomina) los que creían que la guerra popular estaba a la vuelta de la esquina.
Ser revisionista no era "progre", tampoco impresionaba a las muchachas la poco romantica imagen de algun organizador de sindicatos. Peor cuando, durante los años de Velasco el PC y la CGTP se "ponían a la cola de la dictadura militar".
El problema fue que el maoísmo politico se puso tan pero tan de moda, que efectivamente , "florecieron cien flores", que digo, doscientas. La proliferacion de partidos maoístas fue tan grande que había uno inclusive para los pìtucos, los chicos de Miraflores que eran maoistas en el PCR, si mal no recuerdo.
Otro problema es que la discusion ideologica era muy pobre. Carecía de base estructural, porque se trataba de calcar en el Perú el modelo chino de revolucion y si faltaban los ingredientes, estos se inventaban. Y la base filosofica era muy escasa.
Coincido contigo en que el gran aporte del maoismo fue incorporar a la politica revolucionaria a las capas medias, tan devaluadas en la URSS y tan importantes en China. Ese fue, por ejemplo el aporte de los maoístas que crearon el SUTE. Por eso mismo, creo, es que Patria Roja es el unico partido de esos años que sigue en pie: porque no es un partido de campesinos, sino de capas medias, basicamente maestros. Ahora bien, eso ya lo había hecho el apra en los años 30; claro, un partido de capas medias es un partido socialdemocrata a la la larga o a la corta. y si lees los documentos del VIII Congreso de Patria Roja, comprobarás facilmente que Patria Roja va camino de convertirse en el aprismo peruano del siglo XXI. Lo que dicho sea de paso no tiene nada de malo, es bueno.

El "otro" maoísmo, ese del que nadie quiere hablar, vale decir Sendero. Yo creo que llevó hasta las ultimas consecuencias las tesis de la guerra campesina de Mao y el culto a la personalidad propio de Mao. Ese fue un maoísmo de verdad. Inaplicable al Perú, cruel, todo lo que quieras. Pero ese fue el verdadero maoismo politico.... respeto la mistica, el sacrificio de quienes dieron todo por esa ideología, pero sigo creyendo , como entonces que estaban equivocados.